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Redacción- Los resultados fiscales al cierre del primer trimestre de marzo evidencian, una vez más, la necesidad de contar con una reforma estructural que permita aumentar ingresos y desacelerar el crecimiento del gasto público, objetivo que busca el Proyecto de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.

A marzo, el déficit financiero se ubica en un 1.5% del PIB, cifra que se ubicó en 1.3% un año atrás. Por su parte, el déficit primario pasa de 0.5% a marzo 2017 a 0.6% del PIB a igual mes de 2018.

En este resultado fiscal incide la desaceleración de los ingresos tributarios, los cuales presentan un aumento de un 1.4%, cifra que se ubicó en 8.5% a marzo del 2017.

La principal causa que explica este comportamiento es la menor importación de vehículos, electrodomésticos y componentes electrónicos, que provoca una caída en el impuesto de ventas (0.3%) y en el impuesto selectivo de consumo (9.6%).

Según el informe de Evolución del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) a febrero 2018, el 72.5% del comportamiento de los servicios explica el crecimiento del IMAE, lo cual evidencia la necesidad de ampliar la base del impuesto general sobre las ventas a los servicios, precisamente, para contrarrestar la erosión de la base tributaria cuando se da una desaceleración en las importaciones de bienes, como ocurre actualmente.

En cuanto al gasto, destaca la gran diferencia de aumento entre el gasto con y sin intereses. A marzo 2018, el gasto total crece un 6.3%, mientras que al excluir intereses, esa cifra se reduce a un 2.3%. Los intereses presentan un aumento del 27.4%, lo que se traduce en un aumento de más de ¢69.000 millones con respecto al año anterior. Este significativo crecimiento en el pago de intereses se explica por el incremento en el saldo de la deuda, provocado por el déficit fiscal.

“Tal y como lo hemos reiterado en múltiples ocasiones, los intereses continúan presionando el crecimiento del gasto, por ello es urgente reducir el costo financiero de la deuda. Esto solo lo lograremos haciendo reformas estructurales para frenar el crecimiento del déficit, lo que incidirá en la calificación de riesgo país y, por ende, permitirá a futuro, una disminución, de la tasa de interés pagada a los inversionistas. Solo así lograremos estabilizar la deuda y también, la factura que pagamos los costarricenses”, externó Leonardo Salas, ministro de Hacienda a.i.