Redacción. El redoble de los tambores marcan el paso de una “Tropa Romana” que toma las calles de la Vieja Metrópoli cada Semana Santa desde hace un siglo.

Se trata de los soldados y sayones que conforman la Hermandad de Jesús Nazareno de Cartago. Más de 300 hombres que cada Semana Mayor toman sus lanzas y espadas para representar la Pasión de Cristo.

Una tradición que se resiste a morir… Con solemnes procesiones, la Hermandad de Jesús Nazareno celebra este 2018, 100 largos años de existencia.

Fue fundada en 1918 por los frailes Peregrin de Mataró y Dionisio de Llorens. Sin embargo, en el Convento de los Padres Capuchinos existen registros que citan a esta agrupación desde 1913.

En la actualidad, esta hermandad –afiliada a la Archicofradía de Roma- cuenta en total con 450 asociados, siendo la mayor agrupación de la Iglesia Católica en Costa Rica.

“Esta hermandad nació gracias a las enseñanzas que los frailes trajeron, en aquel entonces, desde su natal Barcelona, donde la Semana Santa eran celebradas por la Cofradía de la Pasión.

Al llegar a Costa Rica, adaptaron sus celebraciones a nuestras tradiciones y costumbres”, señaló Arnoldo Meza, vicepresidente de la  Junta Directiva que dirige esta Hermandad.

Entre los soldados y sayones que conforman la tropa romana, hay adolescentes desde los 15 años hasta adultos mayores que superan los 80 años de edad.

Al mejor estilo de aquellas legiones romanas, estos hombres marchan por toda la ciudad como una penitencia a Jesús Nazareno.

La primera actividad inicia el Jueves Santo a las 8:30 pm, cuando la tropa ingresa al templo de los Capuchinos para dar inicio a la ceremonia del prendimiento y, seguidamente, a la procesión del Silencio.

Hasta la media noche, los “romanos” recorren Cartago con la imagen del Nazareno y del Ángel de la Confortación, representado en este caso por una niña.

El Viernes Santo, a partir de las 9:30 am, arranca el Vía Crucis en la Catedral de la Vieja Metrópoli con la imposición de la Santa Cruz.

El jefe de la tropa alza su mano derecha, con espada en mano, y ordena el inicio de la procesión que se dirigirá hasta el calvario, ubicado frente a la Basílica de los Ángeles, donde se realiza la crucifixión de Jesús.

Esta procesión es acompañada por una serie de personajes bíblicos entre los que destacan: la Samaritana, la Verónica, el Sirineo, San Juan y otras piadosas mujeres, así como la imagen de la Virgen Dolorosa.

Con la crucifixión y muerte de Jesús, la procesión concluye. La tropa se retira del Calvario y solo deja una guardia que se mantiene estática hasta el final del día.

Al caer la tarde de este Viernes Santo, soldados y sayones regresan al Gólgota para participar de la procesión del Santo Entierro que inicia con el desprendimiento de Jesús de la cruz.

La hermandad de Jesús Nazareno está compuesta por más de 400 integrantes. Algunos de ellos tienen más de 50 años de formar parte.

Con muestras ya de cansancio, estos hombres que se rehúsan a decirle adiós a esta tradición, marchan de nuevo por todo el centro de la ciudad con el Santo Sepulcro, confeccionado de maderas preciosas y cristal. Decenas de flores de guarias moradas adornan aún más esta joya de antigua data.

“En Cartago, seguiremos con esta tradición religiosa que busca mantener viva, entre todos nosotros, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Seguiremos por las calles de Cartago llevando esta catequesis que cumple un siglo”, puntualizó Arnoldo Meza.

La hermandad no solamente en la Semana Santa participa de actividades religiosas. A lo largo de año sus asociados deben participar obligatoriamente de diferentes actos de la religión católica.

Vivir la Semana Santa en Cartago es diferente. Se vive la Pasión de Cristo de una manera diferente, bajo una mezcla de cultura, tradición y religiosidad.

Los sayones son los encargados de cargar en sus hombros las centenarias imágenes del Nazareno y la Virgen de los Dolores que guarda el Convento de los Frailes Menores Capuchinos de Cartago.