Por
José Álvaro Romero Guevara, Msc
Coach mental y emocional


La investigación realizada a nivel mundial por The Consortium for Research on Emotional Intelligence in Organizations , arrojó un resultado sorprendente y vinculado a nuestro Cociente de Éxito: el mismo se debe un 23% a nuestras capacidades intelectuales, y un 77% a nuestras aptitudes emocionales.

¿Nos ha pasado que personas amigos y compañeros de escuela y del colegio que les auguraban un porvenir exitoso han fracasado en casi todas las actividades que desarrollaron en su vida? ¿Cuantas personas que conocimos que no creíamos en ellos lograron el éxito a pesar de nuestras predicciones?

¿Que ocurre en la vida de la gente que logra el éxito? ¿Cual es la clave?

En la universidad de Stanford se realizó un estudio durante la vida de un grupo de niños a los que se les dio un marshmallow y si se esperaban se les daba otro, se llama el marshmallow test, este estudio liderado por el psicólogo Walter Mischel comparaba los grupos de niños que se esperaban y los que no encontrando resultados sorprendentes. (Ver video)

Los niños que se esperaban por el segundo marshmallow tenían mejores notas en la escuela, en el colegio y en la universidad, mejores relaciones matrimoniales y un desempeño óptimo en el trabajo, todo lo contrario los niños que no se podían esperar. Existen entonces aptitudes no cognitivas que son esenciales para alcanzar lo que nos propongamos, estas aptitudes son emocionales y las podemos mencionar como: La capacidad de conocer nuestras emociones y expresarlas adecuadamente (Autoconocimiento​), gestionar nuestras emociones de acuerdo al contexto o realidad que estemos viviendo (Auto-control​), desarrollar relaciones interpersonales de calidad durante toda la vida (relaciones interpersonales​), aprender a tomar decisiones con la mente clara (toma de decisiones​) y manejar los cambios y el estrés que nuestra vida actual nos impone (manejo del estrés​).

Estas actitudes son componentes de la inteligencia emocional, concepto que significa el manejo inteligente de nuestras emociones en nosotros mismos y en los demás permitiéndonos potenciar de manera significativa nuestra capacidad de aprendizaje y desarrollo.

Estos aptitudes se pueden aprender durante toda la vida mediante un entrenamiento periódico e implica varios años de esfuerzo y voluntad