Redacción/Agencias- Las lluvias en el desierto de Atacama provocaron consecuencias inesperadas y hermosas: un manto de flores de diferentes colores cubrió el lugar, conocido por ser el más árido del mundo.

Este fenómeno, que ocurre con una distancia de cinco o siete años, se ha vuelto recurrente debido a la presencia del fenómeno climatológico El Niño, atrae a miles de turistas con sus más de 200 especies florales y fauna endémica.

Algunos expertos apuntan que este 2017 podría apreciarse el más espectacular florecimiento de las últimas décadas, debido a la cantidad de agua caída en la zona norte, permitió un desarrollo de vegetación «intenso y denso».

El desierto florido es, sin duda, una de las postales más apreciadas por los turistas que acuden a las regiones del extremo norte por estos meses.