Redacción- A diferencia de Costa Rica, donde los centros penitenciarios se encuentran hacinados, en Holanda es raro ver una cárcel llena de presos. Ante la baja tasa de criminalidad, el gobierno holandés decidió transformar las prisiones en centros para refugiados.

Como ejemplo de esta iniciativa se encuentra el centro penal de Bijlmerbajes, en Ámsterdam, donde viven 600 personas que han huido de la guerra, la discriminación o la pobreza en países como Siria, Afganistán, Irak y Eritrea.

Ante esta falta de prisioneros, el gobierno de Holanda también brinda a Bélgica y Noruega la posibilidad de que le envíen algunos de sus criminales.

En el complejo de Bijlmerbajes, cuatro de las seis torres alojan a refugiados y migrantes. La mayoría ya tiene permiso de residencia y sólo aguardan sus viviendas. Mientras tanto, participan de actividades que los ayudarán a integrarse a la sociedad holandesa.