Redacción- Los barrios Amón y Otoya, ubicados al noreste de la capital, cuentan buena parte de la historia de Costa Rica de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, pero también son testigos del deterioro de sus edificaciones de alto valor arquitectónico, muchas de ellas declaradas de interés patrimonial.

El crecimiento de la capital transformó lo que era una zona residencial muy tranquila en una extensión de sus actividades comerciales y de servicios, con la consecuente ola de tránsito vehicular y peatonal. Por este motivo muchos vecinos emigraron a otras regiones del país, llevándose con ellos buena parte de la memoria que le dio vida a estos barrios señoriales.

Sin embargo, los habitantes que aún quedan y los nuevos “inquilinos” están desarrollando múltiples iniciativas para resguardar los valores que encierra esta zona capitalina.

El objetivo de los pobladores es determinar una zona urbana de significación cultural dentro de los barrios Amón y Otoya, incentivando medidas que impliquen la protección de sus inmuebles con valor histórico-arquitectónico y del paisaje urbano que los contiene.

El profesor seminarista del TEC , Tomás Martínez, comentó que esta investigación contribuiría, significativamente, al inventario, a la reseña y a los recursos de protección de los valores culturales y patrimoniales de los barrios Amón y Otoya, como uno de los ensanches del Centro Histórico de San José, el cual pretende potencial el turismo cultural dentro de la capital.

La investigación visualiza a ambos barrios como una Zona de Significación Cultural, donde confluyen valores sociales, históricos, estéticos y científicos. Para ello, se realizaron diversos estudios, entre los que destacan dos inventarios: uno sobre el perfil urbano de 32 cuadras y otro de carácter arquitectónico que incluye 45 inmuebles, de los cuales 13 son patrimonio nacional.

En el caso de los barrios Amón y Otoya, la investigación apunta problemas como el mal estado de las aceras y de las calles, contaminación con basura, ruido y smog, así como el arribo de negocios que afectan negativamente la seguridad y la imagen de la zona.

Entre historias orales y fotografías, lograron desentrañar la esencia de ambos barrios con la finalidad de preservarla y revitalizarla por medio de sus recomendaciones finales.

Cabe mencionar que Marcela Villalobos, profesional de la Oficina de Turismo de la Municipalidad de San José, manifestó interés en elevar una solicitud a la Alcaldía para que el Plan de Desarrollo Urbano de San José declare a los barrios Amón y Otoya como zona de interés turístico y cultural. Además de declarar los edificios seleccionados como patrimonio.