• Regulación entra a regir en agosto

San José – A partir del mes de agosto, entra a regir la regulación en la que se debe tener el título de bachillerato y pagar más de 1800 dólares para volar un drone en el país, luego de que el 8 de junio anterior se publicara el decreto en La Gaceta.

Los drones y sus pilotos deberán tener los permisos respectivos de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) para poder operar en Costa Rica a partir del 13 de agosto.

La operación de drones estará regulada para garantizar la seguridad de la navegación aérea (espacio aéreo), lo que quiere decir que si no se mantiene un control sobre su manejo podrían provocar una fatalidad e incluso cobrar vidas humanas.

“Esta regulación es necesaria desde el punto de vista aeronáutico porque ya se han reportado incidentes a nivel mundial causados por drones. En abril del 2016, por ejemplo, un drone impactó de frente un avión en pleno vuelo en un aeropuerto de Londres. La aeronave aterrizó sin inconvenientes pero pudo causar una catástrofe aérea de gran magnitud”, aseguró la Abogada de Derecho Aeronáutico Marielos Bogarín, asociada de Nassar Abogados.

Esos permisos son tanto para el drone en sí como para la persona que lo va a operar, quien requiere de una licencia.

Los drones que se utilicen para fines comerciales también requieren el certificado de homologación que emitirá la Superintendencia de Telecomunicaciones (SUTEL). El proceso de certificación tendrá un costo de $1.874,02.

Además, la persona que vaya a operar el drone debe obtener la licencia o certificado de idoneidad emitido por la  DGAC, que garantiza que el piloto tiene conocimientos  para manejar el artefacto. El costo de esta licencia es de US$94.

También debe aprobar cursos teóricos y prácticos que lo certifican. Tener  mínimo 10 horas de experiencia en la operación de drones, anotadas y certificadas  en una bitácora de vuelo, ser mayor de 18 años y tener título de bachillerato de secundaria.

Por su parte, quienes realicen actividades no comerciales o con fines particulares, así como actividades científicas, de investigación, búsqueda y salvamento, entre otras, deben operar los drones fuera de zonas de aglomeraciones, de edificios, lugares habitados o reuniones de personas al aire libre.