Redacción- Aunque utilizamos el término con facilidad y ligereza, lo cierto es que el trastorno bipolar es una enfermedad mental que puede tener serias consecuencias a nivel médico, económico, laboral, familiar y social.

Quienes la padecen alternan episodios depresivos con otros de euforia (manía).  Estos episodios son reiterados por lo que los pacientes requieren medicamento de por vida.

Si bien la alegría y la tristeza son reacciones completamente normales ante diversas  situaciones de la vida, para estos pacientes los trastornos afectivos resultan excesivos y se prolongan demasiado en el tiempo.

Durante la fase maníaca en el trastorno bipolar el paciente experimenta sentimientos de euforia excesivos y desproporcionados y la actividad física aumenta de manera exagerada.

Los episodios maníacos se caracterizan por un estado de ánimo alegre y desproporcionado. Estos pacientes duermen poco pero no se sienten cansados y también presentan trastornos de apetito.

En esta fase también se presentan alteraciones del comportamiento, el enfermo puede actuar de forma temeraria e imprudente en actividades en las que normalmente no actuaría así.

Lo que resulta preocupante es que estos pacientes  no evalúan los riesgos ni las consecuencias de su conducta; estas personas pueden gastar dinero sin medida, hacer regalos muy costosos,   abandonar su trabajo, abusar del alcohol y meterse en negocios arriesgados.

Los síntomas de la fase depresiva son más fáciles de identificar pues se asocian con los síntomas comunes de la enfermedad.

Si usted sufre alteraciones del estado de ánimo  intensas y frecuentes es conveniente consultar a su médico pues estos trastornos no son fáciles de diagnosticar.

Lo primordial es evitar la automedicación, estudiar y aprender sobre la enfermedad; solo así sabrá distinguir los síntomas que indican variaciones en el estado de ánimo.

Su médico es su mejor aliado. Consúltele sobre cualquier síntoma nuevo o  sobre los efectos secundarios relacionados con el consumo de fármacos para su tratamiento.