Por Marlon Segura

Director escénico y analista no verbal


A pocas horas de la elección interna y cerrada del partido Movimiento Libertario, los precandidatos Natalia Díaz y Otto Guevara intentan conquistar el voto entre los convocados a ejercerlo el próximo domingo 16 de julio. Para conocerlos mejor e identificar algunas diferencias de forma y contenido entre los aspirantes, visité sus páginas en redes sociales y los vi en debates televisivos y entrevistas en espacios de opinión como Noche Sin Tregua. Hoy, me permito algunas observaciones al respecto.

Entre la calma y el ataque

Al escenario político costarricense Otto Guevara llega en esta ocasión con su eslogan “Es hora de poner orden”. La frase encierra un espíritu de urgencia, un aire “autoritario”, y la necesidad “poner límites”. Del lema se desprende un caos que necesitaría ser atendido, socorrido por él.  Se percibe también un contraste entre dos realidades: por un lado, la que el precandidato critica; y, por otro, la nueva, la que él desea que se visualice, de forma tal que el público lo favoreciera con su voto.

Al eslogan lo acompañan varios elementos por destacar. Al extremo derecho de la imagen vemos al precandidato con una camisa de tono celeste pálido. Este tono sugiere diversas interpretaciones: pureza, transparencia, cercanía con el cielo, entre otros. Por excelencia, esta tonalidad ha sido asociada como calmante de las emociones. Sobresale su brazo derecho por estar colocado a la altura de su barbilla, tener la camisa arrollada, y por mostrar el puño cerrado. Su dedo pulgar descansa sobre el dedo índice, lo cual, dependiendo del contexto, se asocia con mostrarse “enérgico”. El gesto de Guevara se conoce, también, como gesto “martillo”, que da la ilusión de que su puño cerrado bajará para sestar un golpe.

Del lado izquierdo vemos su eslogan, el cual destaca por el uso del color. “Es hora de” se pinta con un matiz celeste suave, similar al cielo que se percibe al fondo de la imagen. Este armoniza con su camisa y con las nubes ligeramente algodonadas que lo envuelven. Guevara da la ilusión de encontrarse, aproximadamente, entre 1500 y 2000 metros de altura. Luego, le sigue la palabra “PONER”, que aumenta en saturación cual si fuésemos hacia a un clímax visual. “ORDEN” y el nombre “OTTO” se tiñeron de rojo, color que tradicionalmente ha estado asociado con la izquierda política. Finalmente, y como quien juega escondido, el año 2018 se ubicó detrás de su nombre, y queda ligeramente oculto.

Líneas más dóciles

En su invitación a votar, de manera similar a su contrincante, Natalia Díaz se coloca al lado derecho del eslogan. Nos dice: “Estamos a tiempo”. Su lema revela advertencia e intenta generar una sensación de estar contra reloj. En otras palabras, se nos alerta que estamos cerca a perder el vuelo de las “oportunidades”, pero que si le apoyamos, podríamos tomar el avión sin mayores contratiempos.

En una línea gráfica similar a su oponente, Díaz utiliza el blanco como plataforma. También emplea el rojo, aunque en este caso es utilizado para resaltar su nombre y sus labios, no su eslogan. En ella vemos una sonrisa amplia, el cabello suelto, y su cabeza está ligeramente hacia el lado izquierdo, lo cual se podría asociar con una actitud de escucha e interés. Su mirada parece estar de frente al votante; sin embargo, se enfoca hacia un lado, lo que genera un matiz de timidez. Algo similar evidencia su postura: los brazos están pegados a lo largo de su cuerpo, lo cual, en este caso revela una actitud de “reserva”. No vemos sus manos y la imagen queda parcialmente mutilada. De un costado de su cuerpo nace, o termina, una línea que evoca movimiento. Es una de las formas que resultan más cercanas a la belleza existente en la naturaleza, la línea en curva. En el caso de Díaz, la expresión del arquitecto español Antoni Gaudí “la curva es la línea de los dioses”, no pasaría inadvertida.

El cuerpo de las palabras

En la precandidata Natalia Díaz se evidencian algunas dinámicas corporales comprensibles en alguien con poco fogueo, principalmente ante las cámaras fuera de un contexto legislativo. En el debate realizado el 6 de julio en el Colegio de Abogados y Abogadas, transmitido por ExtraTV42, le vimos un cuerpo un tanto rígido, poca soltura en el discurso, por momentos se trababa, en algunos casos le traicionaban los nervios, y no comunicaba una de las tareas más apremiantes de todo aspirante a la Presidencia: generar confianza, inspirar y hacer soñar. Vimos a una precandidata que “presentaba” y “exponía ideas”, pero que no necesariamente debatía e ilusionaba en el mayor sentido. No se trata de que si Díaz tuvo un lenguaje corporal bueno o malo. Va más allá. Se trata de poder identificar en ella si hubo o no, y en qué medida, un lenguaje corporal adaptado a la situación. Dicho de otra manera, si se le percibía auténtica o no en su desempeño. Lo que salta a la vista es que hay trabajo por hacer.

En el caso de Guevara persiste el espíritu de ataque que le ha caracterizado por cuatro elecciones seguidas; y, por otro, se mantiene su línea de asumir el rol del votante quejumbroso, enojado, y desilusionado ante el sistema, para finalmente cerrar diciendo que él sabe lo que debe hacerse. Un ejemplo claro se dio cuando se le preguntó lo siguiente: ¿Sabía usted que en la Caja única del MEP hay 130 000 millones de colones para infraestructura, y no se ejecuta por incapacidad de gestión? ¿Cómo lograría que esto se pudiera ejecutar de manera eficiente?

Guevara respondió: Efectivamente, eso que dice usted es cierto (Mira a la panelista e inclina el cuerpo hacia ella dándole gran importancia, cuando lo único que ella ha hecho es formular la pregunta). Este… hay una gran incapacidad (hace un énfasis en esta palabra) de las juntas de educación de ejecutar los dineros que hay para mejorar la infraestructura educativa. Ustedes ven cómo en los diferentes rincones del país las escuelas públicas están bastante deterioradas, algunas no tienen letrinas, no tienen  baño, no tienen, este, cielorraso, pared divisoria. O sea, realmente las condiciones en las que estudian muchos jóvenes son bastante precarias (la palabra ‘precarias’ le da un tono de tristeza). Y en esas condiciones obviamente es difícil, es difícil– aprender. Lo que hay que hacer (toma aliento y se empodera) es darle un acompañamiento a las juntas de educación.”

Ciertamente en debates el precandidato Guevara tiene mayor soltura que la precandidata Díaz, sin embargo él aún no logra salirse de su espíritu de ataque y de dar soluciones poco precisas. Guevara, argumentalmente, es un “actor” político y, a mi modo de ver, no necesariamente el más creíble. Más ejemplos se evidencian a lo largo de la transmisión.

 Noche Sin Tregua

Primera parte: Otto Guevara

En su presentación en Noche Sin Tregua, el día 3 de julio, en su canal de Youtube y para EXPERTV de Cabletica, Canal 33, Claudio Alpízar inicia por presentar al precandidato Otto Guevara. Seguidamente hace un brindis. Alpízar termina diciendo “por Costa Rica”, pero inmediatamente Guevara retoma sus palabras y repite con la copa en mano: “¡Por Costa Rica!”. La oportunidad no la pierde y da a entender el cariño que siente por este país. Esta conducta de “amarrarse” a lo mencionado previamente por otra persona lo vimos en el ejemplo citado en el debate de Extra TV 42, solo para citar dos ejemplos.

Cuando Alpízar se refiere al quinto intento del precandidato por alcanzar la Presidencia, y el por qué hay una motivación extra por regresar a otra contienda electoral, el precandidato responde, y retomo parte de la respuesta: “…Voy a tomarme un tiempo… ver si se desarrollan nuevos liderazgos en el partido… gente se animaba a tirarse. Dichosamente sucedió, no tal vez en la intensidad en que yo hubiera querido con muchas otras personas, pero sí la diputada Díaz Quintana (eleva por momentos la barbilla más de lo normal) y algunas personas cercanas a ella tomaron la decisión de recorrer el país, de asumir alguna responsabilidad en la organización, eso me parece fabuloso (acá ve hacia abajo, hacia medio lado, y presiona los labios).” Cabe mencionar que se tiende a asociar la elevación de la barbilla a una actitud de poder y de agresividad. Por otro lado, el presionar los labios se relaciona con tensión o como una forma de contener lo ya dicho. Por lo tanto, la expresión “me parece fabuloso” no sugiere ser del todo espontánea y genuina en él.

Segunda parte: Natalia Díaz

En la presentación realizada por Claudio Alpízar, el día 10 de julio, vimos a una Natalia Díaz un tanto distinta. En esa ocasión no estaba su oponente, ella cómodamente sentada, y el director creó un ambiente distendido que contribuyó a que expusiera bajo menos presión. En dicha entrevista sucedieron dos cosas que me parecen importantes: una se refiere a las diferencias entre Díaz y Guevara, y la otra es en relación con la pregunta de Alpízar sobre cómo decidió ser candidata.

En el primer caso, Díaz mencionó y me permito sintetizar: “(inclina la cabeza hacia su derecha) Es un tema de edad y la diferencia (cierra la mano derecha) es notoria. Es el hecho de, bueno, el tema generacional, pero el tema (inclina la cabeza hacia la derecha) de personalidades. Yo soy una persona completamente distinta a él. Comparto los ideales (expande la mirada) y por eso soy diputada libertaria. En otros (mira hacia su mano derecha) tengo una visión distinta. Pero en muchos de ellos los compartimos. Pero hay una sensibilidad distinta (su mirada apunta hacia el vacío, desviada del entrevistador). Yo tengo una sensibilidad social (ve al entrevistador) un poco más desarrollada que la de él.”

Más adelante menciona que no cree en un enfrentamiento entre el sector público y privado, que no está de acuerdo con los desequilibrios salariales en el sector público, que propone reformas moderadas y no de choque como sí lo cree su oponente. La pregunta para ella es “sensible” y no parece tenerla, al menos por ahora, lo suficientemente desarrollada. Cuando inclina su cabeza hacia el interlocutor parece transmitir una “actitud de entrega e interés”. Y aquí mucha atención pues en comunicación no verbal no existen verdades absolutas.

En el minuto 35 con 48 segundos hay una reacción particular en Díaz cuando Alpízar le menciona que si no cree que Otto ‘’le atravesó el caballo” con su candidatura, puesto que él, había dicho anteriormente que había un 98% de posibilidades de no ir por una quinta designación. Sin embargo él cambió de opinión y retomó la pelea por la presidencia. En Díaz vemos lo siguiente ante esa interrogante: su pie izquierdo empieza a agitarse, presiona los labios, y mira hacia abajo mencionando: Bueno le comento como se dio la situación. Fue después de las elecciones municipales del 2016 (y ahí muestra un esfuerzo evidente por tragar).” El temblor que refleja se conoce como una manera de liberar carga ante una situación que podría ser estresante. Recordemos que los pies tienen su propio lenguaje, y si hay una parte en el ser humano que se resiste a mentir, es precisamente de la cintura hacia abajo. Este es uno de los momentos más reveladores durante el diálogo, ya que, a mi modo de ver, del lenguaje corporal de Díaz se ‘descifra’ que, el tener a Guevara como contrincante no le es fácil. Así mismo, si observamos la entrevista realizada a Guevara en su totalidad, veremos en él que no existe comodidad alguna en tener a una mujer, y joven como adversaria. Esto se evidencia principalmente en las miradas evasivas que muestra en varios momentos cuando se refiere a ella.

¿Qué los distingue?

A Díaz se le podría percibir, en el discurso, como una candidata que parece haber “comprendido”, un tanto “mejor”, que en este país no funcionan los cambios “de shock” sino que necesitan hacerse de forma “moderada”. Que para ganar la presidencia no puede apegarse a un discurso libertario meramente ortodoxo. Y, finalmente, que para desmarcarse de Guevara necesitaría Díaz ser más “aterrizada” en lugar de ir tras un “sueño liberal” que, tal vez, no es del todo realista con lo que los votantes desean. Su discurso deja la impresión de estar todavía en progreso, lo cual a siete meses de las elecciones en parte es aceptable.

Guevara no parece, entre varios aspectos, querer salirse de su confrontación con el sector público. No logra decir claramente qué lo diferencia de Díaz, más allá de “las canas y de su experiencia” (como él mismo le mencionó a Claudio Alpízar) de ser dos veces diputado y de haber resultado cuatro veces consecutivas un candidato derrotado. Hasta ahora, por los resultados obtenidos en elecciones anteriores, su discurso no se siente aún compatible con la idiosincrasia costarricense. Parece que él “no da el brazo a torcer”. En cada elección donde lo hemos visto me ha dejado la impresión que lo más lamentable para él no hubiese sido el hecho de perder sino, más bien, el no haber participado en la palestra política. En todo caso, el precandidato lo sabrá mejor.

¿Qué les espera?

Son 9000 los convocados a sufragar en esta elección interna, e independientemente de los resultados, quien gane no solo se enfrentará con adversarios un tanto mejor posicionados, según encuestas recientes, sino que tendrá frente a él un electorado más demandante, muchos tal vez dispuestos a ‘castigar’ con su voto silencioso, y por la depresión política que se percibe habría menos electores dispuestos a dejarse ilusionar fácilmente.

Tendrán todos los aspirantes a la Presidencia la titánica tarea de generar confianza, ilusionar y motivar, pero no solo por medio del discurso hablado. En más de una ocasión necesitarán interiorizar que se necesita comunicar también a través el cuerpo para lograr el objetivo y, por qué no, igualmente hacer aquello que decía Abraham Lincoln: Hay momentos en lo que lo mejor que puede hacer un político es no despegar los labios.

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