Domingo Argüello junto a su hijo. Foto tomada de su perfil oficial en facebook.

Redacción- El locutor Domingo Argüello siempre tuvo el anhelo de ser papá, sin embargo nunca se imaginó que lo iba a ser siendo un hombre soltero.

Las fiestas, el trabajo y estar en un mundo frente al ojo público eran los principales elementos de su vida. Pero, cuando diferentes circunstancias lo llevaron a tener a su hijo con él, su relación con Dios cambió para siempre.

“Hay dos cosas que marcan mi vida: cuando nace mi hijo que ahora tiene 6 años y medio, en ese momento veo que ya no estoy solo y tengo una responsabilidad; y la otra es cuando se viene a vivir conmigo”, indicó el locutor.

Uno de los mayores retos que tuvo que enfrentar el también atleta y director del Comité Paralímpico de Costa Rica, fue el disciplinar a su hijo y que se adaptara a la situación.

“Es el hecho, el miedo, el temor de que iba a estar conmigo y no con la mamá, pero gracias a Dios se adaptó muy bien (…) También el miedo de hasta dónde puedo disciplinar a mi hijo, sin que piensen que yo estaba queriendo hacerle daño, porque ahora la sociedad cree que si vas a castigar a tu hijo eso es malo”, agregó Argüello.

Domingo Argüello junto a su hijo. Foto tomada de su perfil oficial en facebook.

Superando obstáculos

Pese a mantener los motivos que lo llevaron a tener la custodia de su hijo Domingo en privado, el locutor de la hora Cuchi Cuchi ha superado todos los cuestionamientos por ser padre soltero.

“Lo más fácil, lo que la gente piensa, es que el papá es quien se pierde, a quien no le interesa su hijo y que generalmente deben de estar con la madre (…) Las razones por las que me hice cargo de mi hijo son privadas, pero yo lo que digo es que Dios puso las cosas así y literalmente me cumplió un anhelo de toda la vida (…) y gracias a Dios mi hijo es lo que es hoy, un niño inteligente, obediente, feliz, con Dios en su corazón y no puedo pedirle más a la vida», manifestó el atleta.

Consejo a los padres

Argüello hace un llamado a mantener la fe en Dios, orar y buscar ayuda legal para luchar por los derechos del niño y de sus padres.

“Una vez mi pastor me dijo que debía confiar en Dios, no podía estar verificando todo pero si poner todo en manos de Dios, orar y en el momento justo él va a convertir los anhelos en realidad (…) Siempre tengan la esperanza de que Dios puede arreglar las cosas, no hay nada como sentir el amor de un hijo ”.