En uno de los casos jurídicos más desgarradores de los últimos tiempos en el Reino Unido.

Un juez en Londres decidió autorizar a un hospital a desconectar a un bebé enfermo del sistema de soporte vital que lo mantiene vivo.

Lo hizo en contra de los deseos de los padres del menor, que ya habían recolectado más de US$1,5 millones para llevarlo a Estados Unidos para someterlo a un tratamiento experimental.

Charlie Gard, de ocho meses, nació sano pero a los dos meses empezó a perder peso y fuerza y su salud comenzó a deteriorarse rápidamente.

Fue internado en el hospital Great Ormond Street -el hospital infantil más antiguo de Inglaterra- con un cuadro de neumonía por aspiración.

Chris Gard y Connie Yate con Charlie recién nacido

Se le diagnosticó Síndrome de Agotamiento Mitocondrial, una rara enfermedad genética que padecen solo 16 niños en todo el mundo.

El mal causa debilidad muscular progresiva y, según los expertos, suele causar la muerte en el primer año de vida.

Los médicos del Great Ormond Street acudieron a la justicia para que se les autorice desconectar a Charlie, quien atraviesa la fase terminal de su enfermedad y depende de un ventilador para respirar.

Según los facultativos, el bebé tiene daño cerebral irreversible, casi no puede moverse, ni llorar y está sordo.

Consideran que el tratamiento que proponen los padres no lo curaría y que debería recibir cuidados paliativos para dejar de sufrir y “morir con dignidad”.