Redacción/Agencias- El conflicto en Siria que se ha extendido a lo largo de cinco años deja una estela de dolor y sufrimiento entre la población, pero más allá de ello, los niños son de los más perjudicados por el conflicto.

Según estimaciones de la Unicef, uno de cada tres menores nació en medio de la guerra y la hambruna.

Esto representa al menos, 3,7 millones de niños, del total de 8,4 millones que habitan en el país.

La guerra también ha pasado factura a los servicios básicos como el agua potable, hasta el punto de que el 70% de los niños no tienen acceso a una fuente de agua fiable, o la atención sanitaria. Según el informe, la mitad del personal sanitario de Siria ha huido del país y solo un tercio de los hospitales están operativos.

Unicef estima que la mitad de los niños sirios -unos 2,8 millones- no tienen acceso a educación, pues unas 6.000 escuelas no pueden usarse.
La agencia verificó durante el  2015 casi 1.500 graves violaciones contra menores, incluido asesinato, mutilación, reclutamiento o secuestro, entre otros. De ellos, 400 casos fueron de niños muertos y casi 500 de mutilados.

Desde el año 2013, la ONU no tiene datos verificados sobre el número de víctimas mortales, pero hasta esta fecha estima que más de 10.000 niños habían perdido la vida. Unos dos millones de menores, explica el informe, no tienen actualmente acceso regular a asistencia y más de 200.000 viven bajo riesgo de la detonación de una bomba.