San José- Fueron casi 40 años de estar ligado a la radio. Esa voz inconfundible, que era capaz de erizar la piel a más de uno con sus frases y ese sentimiento que solo una persona que ama y vive el futbol es capaz de imprimirle.

Este viernes, el país perdió a una de las voces más reconocidas. La «Doble M» ya no volverá a recitar los goles de La Sele. La radio y el país entero perdió a uno de sus locutores más queridos; más respetados.

Más allá de su partida física, Mario McGregor deja una serie de frases que nunca se olvidarán. «Goooool de mi Costa Rica linda y amada» era una frase sencilla pero profunda, de esas que calan en los aficionados y de un país entero.

Y ni que decir del «palo, palo, palo bonito» cuando el travesaño impedía que una bola entrara al área.

Padre de ocho hijos y sobreviviente de dos infartos, McGregor recorrió el mundo con su gran pasión: narrando el fútbol. Y no es para menos, pues quiso jugar como centro delantero en el que fuera el equipo de sus amores: Limón FC.

Los tiros libres siempre fueron una de sus especialidades… «Tiró tiró, tiró tiró».

McGregor fue un genio: admirado por muchos, odiado por otros, pero lo que nadie le podía negar era esa picardía, esa magia que tenía para narrar los juegos de La Sele.

«Cántelo conmigo Costa Rica, cántelo conmigo Costa Rica, cántelo….»

Y por su puesto, como olvidar cada gol, cada golazo cuando afloraban los principales sentimientos de jubilo que el fútbol enseña, vive o disfruta con la frase  «¡Por mi madre qué golazo!».

El viernes 13, un cábala que acabó con la vida de la «Doble M». Un hombre que logró sortear dos infartos previos y la muerte de una de sus hijas hace algunos meses en un accidente de tránsito.

A partir de hoy, la narración pierde a uno de sus grandes, pero sin duda, esté donde esté, el vidarán. «goooool de mi Costa Rica linda y amada» vivirá en la memoria colectiva.

Y entre los aficionados el «cántelo conmigo Costa Rica, cántelo conmigo Costa Rica, cántelo…» vivirá más que nunca.

Porque ahora llegó el final del juego y «pitó pitó, pitó pitó».