Redacción – Ocho años atrás, en 2008, antes de los Juegos Olímpicos de Beijing, Joseph Schooling estaba en su club de entrenamiento en Singapur cuando pasó.

«Es Michael Phelps, es Michael Phelps » pensó emocionado. El tiburón de Baltimore había comenzado la visita a los jóvenes nadadores de ese país en el marco de su trabajo en su fundación para educar niños en la natación. Schooling contó que lo único que quería era una foto con su ídolo.

La imagen lo dice todo. El pequeño Schooling de trece años posaba con su ídolo máximo Michael Phelps.

«Era muy temprano en la mañana y yo estaba completamente en shock. No podía ni hablar» recuerda el nadador olímpico según publica The Guardian.

Ocho años después, no solo le ganó la medalla de oro en Río, sino que también rompió el record olímpico con 50.39 que el propio Phelps había logrado en Beijing.

Cuando llegó a la meta, Schooling quedó sorprendido. Le dijo a Phelps: «Esto es una locura, no lo puedo creer y no sé qué siento ahora». Phelps le respondió sonriendo: «Lo sé».

«Si no fuera por Phelps no creo que haya logrado esta medalla. Soy lo que soy por Michael Phelps. Él es la razón por la que yo siempre quise ser un mejor nadador» dijo Schooling.