Redacción – El papa Francisco expresó el viernes la idea de una Europa en la que ser emigrante no sea un delito, esto tras recibir el premio Carlomagno de manos de jefes de la Unión Europea (UE).

«Sueño una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano», expresó el papa.

Francisco ha sido galardonado por ser «voz de la conciencia» para el continente y por su «mensaje de esperanza y coraje» en unos tiempos «en que tantos ciudadanos europeos están necesitados de orientación».

Francisco ha hecho un enérgico llamamiento a retomar los valores solidarios característicos del continente. Esta petición de solidaridad ha sido el motivo de hacer una excepción al aceptar un premio ya que, por norma, el Papa no acepta ninguno de los premios y galardones que le conceden. Lo decidió aceptar con la esperanza de que Europa «se comprometa por la paz».

El Papa abogó reiteradamente por la acogida de los refugiados y perseguidos que llegan a la Unión Europea y el mes pasado hizo una visita a la isla de Lesbos, primer territorio de la Unión, al que llegan buena parte de los perseguidos que huyen de Siria y otros países de la región.

«Sueño una Europa donde los jóvenes respiren el aire limpio de la honestidad, amen la belleza de la cultura y de una vida sencilla, no contaminada por las infinitas necesidades del consumismo; donde casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable. Sueño una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces, centradas en los rostros más que en los números, en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes», dijo Francisco.

Además proclamó que sueña una Europa de la cual no se pueda decir que su compromiso por los derechos humanos ha sido su última utopía».

Francisco ha llamado a «construir puentes y derribar muros» y a defender los derechos humanos y la libertad.

«¿Qué te ha sucedido Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? ¿Qué te ha pasado Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores?», se preguntó Francisco sobre el rumbo del continente.

Lejos de caer en el pesimismo, el Papa confió en el diálogo y en «la creatividad, el ingenio y la capacidad de levantarse» de los europeos y se dijo convencido de que «la resignación y el cansancio no pertenecen al alma de Europa».