San José – En cuatro habitaciones en su casa, guarda aproximadamente 899 imágenes religiosas de todas partes del mundo y con un valor sentimental gigantesco, tal y como él lo describe.

Germán Salas, el periodista de los mil santos, tiene una pasión muy peculiar que lo ha llevado a comprender la dimensión de la fe.

Desde niño, comenzó a coleccionar imágenes religiosas y todo empezó sin que se diera cuenta, pues desde que nació le regalaron un niño Jesús de Praga.

«La colección de imágenes, en realidad, inició sin que yo me diera cuenta. El primer regalo que me dieron, yo recién nacido, fue un niño Jesús de Praga, una tía abuela mía me lo regaló. A partir de ahí, conforme fui creciendo, ya como que tenía ese gusto adquirido y a la fecha ya suman 899», señaló Salas.

Esa gran colección, ha provenido tanto de adquisiciones personales como de amigos que se las han traído del extranjero, como una Virgen Dolorosa que tiene más de 300 años, la cual es precisamente la más antigua que tiene.

«Las que más me hacen gracia son aquellas que llegan sin que uno las pida. Por ejemplo, hace un año me llegó una Virgen Dolorosa de más de 300 años y la verdad es que obviamente era un regalo muy lindo pero inesperado», dijo el comunicador.

El periodista, quien cada año hace un horario de Semana Santa de 200 parroquias a lo largo y ancho del territorio nacional, ha recibido imágenes de todo el mundo. Desde México, Ecuador y Venezuela, hasta España, Roma e incluso una de Praga y de Portugal.

Confesó que las imágenes del Santo Cristo de Esquipulas y el San Martín de Porras, son sus «chineadas».

CRUZ LLENA DE HISTORIA

Cada una de las imágenes que posee tienen una historia peculiar, pero hay una que guarda un significado histórico relevante, que marcó a la humanidad para toda la vida.

Le regalaron un crucifijo de un judío que sobrevivió al Holocausto durante la II Guerra Mundial.

«Tengo una cruz que me regalaron que estuvo en la II Guerra Mundial. Uno de los sobrevivientes del Holocausto la usó para protegerse de los soldados nazis. Lo que hizo fue ponérsela en las manos, simulando que estaba muerto. Es una de las que guardo con mayor cariño», dijo Salas.

Esa cruz se la regaló la madre de ese judío a un familiar.

De todos los tamaños. Entre las casi mil imágenes, hay una que destaca por su tamaño. Un Jesús atado a la columna mide más de medio metro de alto, y la más pequeña es un niño Jesús de Praga que fui traído de la Basílica de Praga. Tiene el tamaño de la yema de un dedo.

A pesar de que tiene 899, confesó que esa colección de imágenes seguirá creciendo.